SANGRE CALIENTE

 

 

 

Autorregulación del calor corporal

Los mamíferos son capaces de mantener la temperatura de su cuerpo en medio de ambientes inhóspitos con temperaturas extremas desde –70º a +58º correspondientes a las mayores variaciones que pueden presentarse en el ambiente terrestre.

La habilidad de los mamíferos para mantener la temperatura de su cuerpo, dentro de escasas variaciones alrededor de los 37º, sea cual sea el medio donde habitan, se debe a que son capaces de regular el gradiente o diferencia térmica entre la temperatura del medio y la suya propia.

Para ello se valen de la capacidad de aislamiento, de la producción de calor y de la sudoración. Como la ganancia o pérdida del calor corporal está en relación con este gradiente térmico, la adaptación del animal se consigue mediante el aislamiento del su cuerpo del medio externo en que se halla inmerso a fin de que el gradiente sea lo menor posible y para ello el animal se vale de las variaciones en el grosor de la piel, en la vascularización de la misma, en la densidad de las glándulas sudoríparas y en la postura y comportamiento del animal.

El engrosamiento de la piel por desarrollo de la capa de grasa hace que el panículo adiposo formado aísle del frío en particular los órganos de la cavidad abdominal. En el oso polar, el oso grizly y el lobo polar, alcanza espesores de siete centímetros.

Estudiando el valor del aislamiento del pelo en los animales árticos y tropicales se ha visto que existe una correlación entre el valor del aislamiento y el grosor de la piel, es decir, cuanto mayor el espesor de la piel mayor es el poder que consigue el animal de aislarse del medio.

El oso polar es capaz de donseguir un aislamiento de 5 calorias por seg. Y por dm cuadrado a una temperatura de 37º.

En los mamíferos de pequeña talla el grosor de la piel guarda correlación con el tamaño del animal, así, en la musaraña, la piel es más delgada que en la comadreja o la ardilla; pero en los grandes mamíferos no existe correlación, así vemos que un oso polar tiene la piel igual de gruesa que el lobo polar. Esto se debe a que en los animales de pequeño tamaño, las pieles demasiado gruesas dificultarían los movimientos rápidos. Como consecuencia de ello los animales de talla superior a la de un zorro pueden conseguir un aislamiento muy eficaz.

Sin embargo cuando se sobrepasan ciertos límites, los mecanismos reguladores del aislamiento no son suficientes y el organismo ha de recurrir a otros mecanismos, a fin de conservar el calor corporal. Estos son el metabolismo y la vascularización de la circulación sanguínea.

El aumento del metabolismo consiste en la degradación de los alimentos, a fin que liberen la energía necesaria. Es una producción química de calor, o termogénesis, debido a una mayor actividad de la glándula tiroides. A esto último sólo llega el animal cuando las condiciones ambientales se hacen difíciles y no hay otro sistema, para sobrevivir, que esta antieconómica utilización del alimento.

La temperatura, a partir de la cual se precisa elevar el metabolismo y, por consiguiente, aumentar el gasto energético para mantener la del cuerpo, recibe el nombre de temperatura crítica. Este punto crítico varía mucho entre los animales que habitan los lugares árticos y los que moran en las áreas tropicales. Para los zorros árticos estas temperatura corresponde a –40º, es decir, hasta 40º bajo cero estos animales pueden vivir con toda normalidad e incluso pueden dormir en lugares exteriores sin ningún abrigo, sin que presentes trastorno alguno. A partir de este punto y hasta la temperatura extrema de –70º, el animal aumentará su metabolismo tan sólo en un 30 a 40%.

La temperatura crítica del hombre blanco está comprendida entre 27 y 29º, próxima a de los mamíferos que habitan en los trópicos, pero a diferencia de éstos puede conseguir un mayor aislamiento gracias al uso de vestidos y puede así ampliar los límites de la temperatura crítica desde las condiciones árticas a las tropicales, sin necesidad de variar su metabolismo.

 

La gran vascularización de la red sanguínea es otro sistema de defenderse de la temperatura ambiental y poder conservar la del cuerpo. Muchos animales, incluyendo la foca, ballena y perezoso tienen una extensa red o anastomosis, es decir, contacto y fusión de vena y arteria, en determinados puntos de las extremidades. Con ello se consigue que el calor que transporta la sangre arterial pase a las venas sin perderse por irradiación, y éstas, en la circulación de retorno, devuelven el calor a las partes internas del cuerpo y, como consecuencia, se conserva el calor y las extremidades se enfrían.

La postura y otros mecanismos de la conducta son un medio excelente para controlar el aislamiento. Algunos mamíferos de los climas fríos se arrollan sobre sí mismos, cubriendo sus extremidades y doblando la cosa sobre su cuerpo a manera de manta. Esta posición hace que la superficie expuesta a la pérdida de calor sea la mínima, al mismo tiempo que las partes más prominentes, como el hocico, orejas y extremidades quedan ocultas. Contrariamente, los animales de climas cálidos extienden su cuerpo y extremidades a fin de perder la carga de calor.

Un adelgazamiento de la piel y la muda de un pelo más corto ayuda a reducir el aislamiento de los animales de las zonas templadas durante el tiempo cálido. Los micromamíferos como el ratón, topo y musaraña, cuyos mecanismos no serían suficientes para conseguir un aislamiento eficaz, pueden aislarse buscando refugio en los nidos y madrigueras, a fin de conservar la temperatura de su cuerpo.

Otra defensa contra la temperatura ambiente es la hibernación, el ritmo estacional que desarrollan ciertos mamíferos, en los cuales el período de actividad coincide con la época en que las temperaturas ambientales son las más próximas a la del cuerpo del animal. También en animales de clima cálido el temblor y el movimiento