Pero será otro francés, Claude Chappe –nacido en Brulon, departamento de Sarthe, en 1763-, que construirá lo que puede ser considerado el primer telégrafo de señales o primer telégrafo óptico.

Chappe, que abandonó la carrera eclesiástica para dedicarse por completo a la investigación y experimentación física, inventó en 1791 un aparato capaz de transmitir señales hasta doce kilómetros de distancia –tanto de día como de noche-, y que se interpretaba mediante un código preestablecido. Inicialmente, Chappe utilizó una regla de madera que giraba en torno a un eje y que llevaba a su vez numerosas reglillas colgantes, que al moverse originaban las señales. Perfeccionado su creación, Chappe la presentó a la Convención Nacional con pleno éxito, recibiendo, un año más tarde, el encargo de unir por su sistema París y Lille. En 1800, Francia había instalado 29 de estas líneas, uniendo la casi totalidad de sus departamentos, y cinco años más tarde el sistema se utilizaba en toda Europa. Lamentablemente, a estas alturas el inventor descubrió que un siglo antes un inglés de apellido Hooke había exhibido ante la Royal Society un proyecto similar al suyo. Desilusionado, el físico francés se suicidó.