En 1890 una nueva hazaña iba a facilitar el camino hacía la telegrafía sin hilos: Edouard Branly, físico francés nacido en 1846, inventaba el "cohesor", pequeño tubo de vidrio lleno de limaduras de plata, que se utilizaría como detector para señales inalámbricas. En honor a la exactitud histórica, este tubo había sido descubierto ya en 1884 por el italiano Temístocles Calzecchi-Onesti, pero la invención se desconocía en Francia.